¡Don Paulo Evaristo Arns, presente!
El Núcleo de Preservación de la Memoria Política lamenta profundamente el fallecimiento de Don Paulo Evaristo Arns, uno de los grandes símbolos en la lucha por la justicia, la verdad y la memoria.
Durante la dictadura cívico-militar (1964-1985), Don Paulo estuvo al frente de numerosas manifestaciones en defensa de la democracia y de las libertades, sufrió amenazas y persecución, pero siempre mantuvo su postura firme e inflexible ante las graves violaciones de las dictaduras y sus agentes.
En 1972, creó la Comisión de Justicia y Paz, coordinando la publicación del documento “Testimonio de Paz” (Testemunho de Paz), que denunciaba los crímenes de la dictadura. En 1975, estuvo al frente de la celebración ecuménica en memoria del asesinato del periodista Vladimir Herzog. El acto se convirtió en un símbolo de la resistencia civil al régimen dictatorial. Fue el Cardenal Arns el principal apoyo para la formación de CLAMOR, una entidad de defensa de los Derechos Humanos en América Latina, en países como Argentina, Chile y Uruguay. En 1976, por el impulso del Cardenal Arns, tres integrantes de CLAMOR encontraron en Chile a los dos primeros niños de nacionalidad uruguaya que habían sido secuestrados en Buenos Aires.
Es importante recordar su trabajo liderando el proyecto Brasil Nunca Más, en conjunto con el rabino Henry Sobel y el pastor Jaime Wright. Este trabajo tuvo como resultado el libro homónimo, denunció las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes al servicio de la dictadura cívico-militar.
Sin embargo, su trayectoria ministerial no se limitó a la resistencia a la dictadura y sus terribles consecuencias. Don Paulo tuvo una actuación notable en la defensa de los derechos de los pobres, de las mujeres y de la infancia, tanto que en 1983 fue uno de los fundadores de la Pastoral de la Niñez (Pastoral da Criança) junto a su hermana Zilda Arns. A lo largo de su trabajo en el ministerio, fue responsable de la formación de más de 1220 centros comunitarios.
Personas como Don Paulo siempre estarán presentes en la lucha por los derechos y la justicia. Su fallecimiento constituye una gran pérdida, justamente porque vivió por el bien, por lo justo y por lo mejor del mundo. Su trabajo incansable en la defensa de los derechos humanos es su mayor legado e inspiración.