Identidad y resistencia en Casa do Povo
Después de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de judíos llamados “progresistas” –término que incluía a varias corrientes de izquierda- inició la construcción de Casa do Povo (Casa del Pueblo), un centro cultural y político y al mismo tiempo, monumento vivo en memoria de los seis millones de judíos muertos en el Holocausto. Ubicado en el barrio del Bom Retiro, en la ciudad de São Paulo, Brasil, la Casa empezó a funcionar con la activa participación de grupos organizados previamente.
En junio de 2015, Casa do Povo se integra a la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia y, en este marco, a la Red Latinoamericana de Sitios de Memoria. Para presentar su trabajo y trayectoria, realizamos este reportaje con Casa do Povo, en entrevista con Renato Cymbalista y Mariana Lorenzi, miembros del equipo de trabajo.
Buscamos dar cuenta de un largo camino recorrido por poco más de 60 años, en una historia que vincula a Casa do Povo con distintos procesos históricos de escala mundial pero también, y muy estrechamente, con la historia política del Brasil. Estos momentos son también marcas que se han ido reflejando en el uso del edificio y la programación de actividades culturales y políticas desde el espacio a lo largo de seis décadas.
La Casa do Povo fue inaugurada en 1953. Desde entonces se constituyó como un espacio de vanguardia, de activismo y resistencia en la ciudad, cuya base social fueron judíos de izquierda que ya estaban organizados en una serie de instancias: círculos de lectura, grupo de teatro, el periódico Nuestra Voz y el Club Cultura y Progreso.
Desde sus inicios, el espacio fue sede de actividades políticas y culturales; de la Escuela Sholem Aleichem, experimental e progresista; y del Teatro Artístico Israelita Brasileiro –TAIB-, importante espacio de resistencia de la época y del Coro Tradição, que mantiene la práctica del ídish a través de canciones que representan la continuidad de la herencia cultural del pueblo judío.
IDENTIDAD Y RESISTENCIA A TRAVÉS DEL TIEMPO
Casa do Povo es un sitio de memoria en homenaje a los millones de judíos muertos en el holocausto; y sitio de resistencia, en homenaje a la resistencia activa del pueblo judío. En este sentido, Casa do Povo recupera distintas formas de resistencia:
“la resistencia contra las dictaduras, la resistencia a través del uso y valoración de la lengua ídish, la resistencia del barrio de Bom Retiro como barrio de asentamiento judío y de fuerte inmigración de otras regiones del mundo. Se trata de la resistencia desde la idea de un judaísmo progresista que se perdió durante décadas y hoy puede ser recuperado. Es una resistencia frente a una comunidad judía predominante que nunca vio a la Casa do Povo con buenos ojos. Es también de resistencia porque asumió progresivamente una posición de independencia en relación al Estado de Israel, principalmente después de la década de 1970, lo que significó -inclusive- el atentado con una bomba en 1982″ -explica Renato Cymbalista.
EL LEVANTAMIENTO DEL GUETO DE VARSOVIA Y EL ÍDISH COMO REFERENTES
Nacido como un monumento vivo a los seis millones de judíos muertos en el Holocausto, en el espacio se conmemora cada mes de abril el Levantamiento del Gueto de Varsovia, hecho que permite destacar al pueblo judío resistente y los proyectos políticos vinculados a este hecho; a diferencia de la conmemoración de la liberación del Campo de Concentración de Aushwitz, que presenta a un pueblo judío victimizado y “liberado” por los Estados Unidos. En este sentido, la reivindicación del idioma ídish, no como una lengua nostálgica y tradicional sino como idioma vivo, que fue pilar de una densa cultura urbana y laica en ciudades como Varsovia o Vilna, y con nuevas raíces en São Paulo, ha sido muestra también de resistencia e identidad profundas.
“En 1973, en plena dictadura de Castelo Branco, se conmemoraron los 30 años del Levantamiento del Gueto de Varsovia. Se produjo una actividad muy importante que movilizó distintas generaciones. La actividad reivindicaba el valor de la resistencia dentro del gueto, que tenía el discurso implícito de valorar la resistencia a la dictadura. Esto se pudo hacer porque la Casa do Povo hacía todos los años esta celebración, con lo que su connotación pasó desapercibida para el régimen”.
1960 – 1970
Durante las décadas de 1960 y 1970, los años de polarización política en Brasil, muchos de sus miembros se unieron a diferentes expresiones de la resistencia contra la dictadura de Castelo Branco (1964-1967). En este primer momento, algunos de los fundadores prefirieron salir del espacio y del barrio mismo. A partir de 1967 se produce un endurecimiento de la dictadura. en ese momento, los actos institucionales limitaban las garantías constitucionales y las organizaciones de izquierda e incluso las organizaciones estudiantiles pasaron a ser ilegales. Al mismo tiempo, el Estado de Israel abandona una posición defensiva para pasar a una política de ocupación más claramente alineada con los Estados Unidos.
“Las décadas de 1960 y 1970 fueron décadas de una gran radicalización política. Si era posible una idea reformista de progresismo en los años 1940 y 1950, esta posibilidad se rompió en los años 1960 y principalmente hacia 1970. Así, la Casa do Povo asumió una postura más identificada con los valores revolucionarios y con un alineamiento con la entonces Unión Soviética”
1980 – 2010
Las décadas siguientes (1980-2010) se caracterizaron por el paulatino desplazamiento de los judíos del barrio de Bom Retiro y por nuevas divisiones políticas entre los miembros. En 1982 se cerró la escuela. Muchos judíos de distintas corrientes ideológicas salían del barrio como producto, entre otras cosas, de un crecimiento notable en su poder adquisitivo. Hacia los años ochenta se producía un cambio generacional hacia quienes nacieron durante la década de los años treinta en Brasil, la mayoría de ellos, con posiciones más radicales que sus antecesores.
Por otra parte, el barrio de Bom Retiro se fue poblando de comunidades coreanas y más tarde bolivianas -sobre todo- que fueron conformando junto a la comunidad judía un espacio multicultural que se ha visto reflejado al interior de Casa do Povo.
La Casa mantuvo su posicionamiento independiente del Estado de Israel. Esto provocó una reducción paulatina de la base social judía y, con ella, de los recursos para la gestión que llegaron a ser muy limitados. Sin embargo, el grupo núcleo logró mantener su autonomía y la gestión básica de la casa, manteniendo el Coral, algunos encuentros políticos y conferencias, y desarrollando estrategias como el alquiler del teatro y otros espacios para mantener el edificio. “Podría decirse que en ese momento la Casa do Povo eligió la sustentabilidad política a costa de la sustentabilidad financiera de la institución”.
En los últimos años, la Casa do Povo ha pasado por un intenso proceso de renovación, asumiendo nuevamente una posición de vanguardia y experimentación en el escenario cultural de São Paulo. La Casa mantiene los conceptos guía de experimentación, resistencia y activismo. Al mismo tiempo, Casa do Povo integra varias generaciones y moviliza un pasado y una historia propia de compromiso político, en diálogo constante con su barrio y con una proyección de relevancia en la agenda contemporánea de la ciudad.