Comunicados

La RESLAC reclama una auditoría sobre el director del CNMH

La RESLAC expresa su preocupación por el manejo sesgado del Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia bajo la dirección de Darío Acevedo, puesta de manifiesto por la inequidad en la participación ofrecida a los diferentes actores y víctimas del conflicto armado en Colombia. La red hace público su inquietud por las maniobras de manipulación y censura al guion del Museo de la Memoria  y el reciente pedido de renuncia a su director.

9 de diciembre de 2019

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), creado por la Ley 1448 de 2011 o Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, miembro de la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños (RESLAC), desde su creación representó un escenario de dialogo, debate, encuentros, desencuentros y  disensos importantes. Se constituyó desde su creación y durante sus primeros ocho años de trabajo, en una institución de referencia para el Proceso de Paz.

Luego del cambio de gobierno en agosto de 2018 y tras la renuncia del Director Gonzalo Sánchez, el actual director, Darío Acevedo, fue elegido frente a la negativa de numerosas organizaciones de víctimas y de la sociedad civil. Desde entonces reorientó la entidad, desconociendo el trabajo por la memoria colectiva que se realizaba en la institución, asumiendo posiciones negacionistas y relativistas en relación con el conflicto armado colombiano, y evidenciando un sesgo pronunciado en favor de los miembros de las Fuerzas Armadas y los actores paramilitares.

En particular, nos interesa expresar nuestra preocupación por aquellas expresiones vertidas por el director actual del CNMH que implican:

  • revisionismo sobre la historia del conflicto armado
  • subestimación del número de víctimas
  • negación lisa y llana de los hechos o la relativización de su magnitud
  • descalificación de los acuerdos de paz y sus instituciones
  • perspectiva sesgada
  • censura a contenidos ya producidos y consensuados

Desde la RESLAC entendemos que los posicionamientos personales asumidos por el Director Acevedo y las decisiones institucionales que ha tomado impiden que el CNMH pueda cumplir con su mandato de dar respuesta de manera adecuada a las necesidades específicas de la población víctima de la violencia, garantizando los derechos a la justicia, verdad y reparación de las que ellos son titulares.

Queremos reafirmar, al mismo tiempo, que resulta estratégico para los lugares de memoria en América Latina y el Caribe garantizar la participación de las organizaciones de víctimas y de sus representantes en las gestiones directivas de los espacios para preservar el sentido último de estas iniciativas, en algunos casos amenazadas por los propios gobiernos. En este sentido entendemos que el deber de memoria de los estados, no puede ser en ningún caso contradictorio con la construcción de una verdad colectiva y con el sentido de reparación que necesitan las víctimas, sus organizaciones y la sociedad en general.

La RESLAC también manifiesta su preocupación por el contenido museográfico del futuro Museo de la Memoria de Colombia, que se encuentra en construcción y debe transformarse en un espacio de dignificación de las víctimas del conflicto armado en el país.

El equipo del museo viene recibiendo presiones muy fuertes para modificar los guiones, por ejemplo las palabras “guerra”, “resistencia” y “resiliencia” fueron censuradas. Producto de estos conflictos, se le pidió la renuncia al director Rafael Tamayo quien venía defendiendo el trabajo museográfico frente a las presiones desde el CNMH.

Resulta fundamental garantizar la representación de las víctimas en el diseño del contenido del museo, por eso pedimos que la Junta Directiva esté compuesta en un 50% +1 por organizaciones de víctimas y lugares de memoria para evitar la configuración de una memoria de Estado.

Es necesario que el Estado colombiano promueva una participación e inclusión real, necesarias para fortalecer la reconciliación nacional, saldar la deuda histórica con las víctimas y garantizar la no repetición, evitando re victimizar a quienes históricamente han visto negada su voz.